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El otoño está comenzando, por momentos
el sol asoma para volver a esconderse entre las nubes. Sopla algo de viento y
el aire está frío. Bente Lorentzen es una de las referentes de la Folkeaksjonen
oljefritt Lofoten, Vesterålen og Senja
 (Acción Popular por un Lofoten,
Vesterålen y Senja libre de petróleo
)
y nos recibe en la sede de la organización, en Kabelvåg. Kine Fristad, del Latin-Amerikagruppene
i Norge
 (Comité Noruego de Solidaridad con Latinoamérica),
oficia de traductora; permite conocer de primera mano la lucha para frenar un
proyecto de Equinor en su propia casa. Más tarde, Mina Rosenvinge se suma a la
charla, ella también forma parte de la Folkeaksjonen.

Detener a Equinor fue un proceso de
varios años, casi dos décadas, y en el camino se involucró toda la comunidad,
incluso sectores que en un principio vieron con agrado que se desarrolle la
actividad petrolera. Es un poco difícil decir qué vino primero, pero cuando
las poblaciones locales nos dimos cuenta de todo eso [los impactos del proyecto], nos empezamos a preguntar
cómo podíamos pararlo.” La primera demanda fue exigir audiencias públicas en
las diferentes localidades, para que la población pudiera opinar sobre lo que
iba a pasar. “Cuando la demanda empezó a llegar a la política local, a los
partidos, nos dimos cuenta de qué hacer para ser escuchados. Empezó a nacer la
idea de crear una folkeaksjonen [acción popular]”. Un espacio donde confluyen personas
de diferentes ámbitos, clases, con otras militancias o sin militancia alguna;
todas con un objetivo específico, en este caso, impedir que avance la actividad
petrolera.

Fuente: El Español

La acción popular

“Las
empresas petroleras estaban mirando hacia el norte, porque las áreas donde se
está explotando actualmente se están vaciando”, comenta Bente. En un principio
eso creó cierta expectativa, dado que en el norte de Noruega está disminuyendo
la población y la actividad petrolera aparecía como una posibilidad de que la
región volviera
a crecer
.

En
1994 se hizo el estudio de impacto ambiental del proyecto exploratorio en
Lofoten, pero no generó mayor atención. Ese año se debatía el ingreso de
Noruega a la Unión Europea, hubo un plebiscito, y también el país fue sede de
los XVII Juegos Olímpicos de Invierno. Esos temas concentraron la atención
pública. Hacia 2000, recuerda Bente, Equinor obtuvo el permiso para perforar
dos pozos exploratorios. En el primero no encontraron nada, y cuando la empresa
se disponía a perforar el segundo, las organizaciones ambientales Natur og
Ungdom
 (Jóvenes
y Naturaleza
) y Bellona, junto con un pescador local, lograron
paralizarlo. Serían intervenidas zonas donde desovan especies centrales para la
actividad pesquera. En 2006 el Plan de manejo del Mar de Barents y de Lofoten,
confirmó lo que decían los pescadores, las áreas donde se proyectaba la
exploración eran muy importantes para la pesca, y muy vulnerables.

Por esos años se conformaron las acciones populares en Lofoten (Lofotaksjonen) y Vesterålen (Vesterålsaksjonen), que articulaban acciones conjuntas y en enero de 2009 confluyeron en la Folkeaksjonen oljefritt Lofoten, Vesterålen og Senja. “En ese proceso tuvimos mucha ayuda de otras organizaciones ambientales noruegas”, señala Bente, y subraya que cuando se estaba fundando la folkeaksjonen, decidieron que debía tener alcance nacional. “La gente que no vivía en la región también tenía derecho a opinar, porque se trata del futuro de Noruega y de cómo se relaciona con el uso sostenible de los recursos. Si queremos ser una nación que únicamente piensa en el lucro de corto plazo, con el petróleo, o si pensamos en manejar los recursos de una manera más de largo plazo y sostenible, con la pesca, por ejemplo”, explica. (“Llevamos mil años pescando y podremos pescar otros mil años más con un buen manejo de la pesca”, me había dicho horas antes en Ballstad, el pescador Børge Iversen, también integrante de la Folkeaksjonen.) 

Foto: Folkeaksjonen oljefritt Lofoten, Vesterålen og Senja

“Hicimos
muchísimas asambleas, en cada municipio, en cada pueblito. Había una necesidad
de la población de entender qué tipo de consecuencias iba a tener [el proyecto
petrolero] para toda la región”, señala Mina. Luego agrega: “Se hablaba de
puestos de trabajo, pero [quienes promovían la explotación] no llegaban con
información concreta. Desde el inicio fue muy importante hacer asambleas para
poder llegar con más información”. En 2021 más de 7 mil personas integraban
la folkeaksjonen.

Resistencia
y negociación

La
creación de una organización nacional, destacan Bente y Mina, fue importante
para poder incidir en las políticas nacionales, llegar a los partidos más pequeños
y poner el tema en la agenda pública. En países con sistema de gobierno
parlamentarista, como es el caso de Noruega, los partidos pequeños con
representación parlamentaria tienen mucho peso al momento de definir las
coaliciones de gobierno y sus agendas. La oposición a la explotación de
hidrocarburos en Lofoten, tomada como bandera por partidos pequeños, era una
vía para garantizar que el proyecto hidrocarburífero no avanzara: impulsarlo
generaría desacuerdos en la coalición de gobierno.

“Era
importante que los partidos políticos pequeños se sintieran un poco dueños del
caso pero, para que ellos pudieran apropiarse, era importante que la
resistencia local fuera real”, apunta Bente. Esa resistencia se expresó en
movilizaciones, murales, festivales artísticos y petitorios [en 2009 juntaron
53 mil firmas por LoVeSe libre de petróleo]. “No se podía hablar en contra de
ese desarrollo en el Parlamento mientras que la población local estuviera a
favor. Eso era importante para poder trabajar en conjunto con los partidos”,
acota.

La sede de la Folkeaksjonen está en una esquina céntrica de la localidad, hay una mesa de reuniones, publicaciones y también remeras, buzos, gorras, postales referentes a la lucha en defensa del mar. El merchandising que también contribuyó a dar visibilidad a la lucha en todo Noruega. “Fue muy importante trabajar en la campaña política antes de las elecciones para poner el tema en la agenda y dar un impulso a los partidos pequeños para que lo pudieran levantar en las negociaciones si iban a formar una coalición. Y puede ser que la campaña haya contribuido a que cierta gente vote a los partidos pequeños para darle más importancia en las negociaciones”, explican. Lograron su objetivo: entre 2009 y 2021 ninguna de las diferentes coaliciones de partidos que llegaron al gobierno, de derecha o socialdemócratas, intentaron avanzar con el proyecto.

Foto: OPSur

¿En
qué momento tuvieron la certeza de que habían ganado, de que la decisión de no
avanzar en Lofoten era irreversible? Un hecho importante fue que en 2019 el
Partido de los Trabajadores, el más grande de Noruega, decidiera que no iba a
promover la explotación petrolera en Lofoten. Tanto al interior de ese partido
como del movimiento sindical había un sector a favor de ampliar la explotación
petrolera a esas áreas y otro que no. Eso generó una tensión interna y acabó en
un acuerdo: no
en Lofoten
. Pero, tanto Bente como Mina destacan
que el nivel de adhesión popular es la única garantía de que no avance el
proyecto, esa adhesión hace irreversible la decisión.

A
pesar de la derrota sufrida en Lofoten, Equinor sigue mirando hacia el norte en
busca de nuevas áreas, actualmente apuesta por la explotación del yacimiento
Wisting, en el mar de Barents, a 300 km de la costa (Finnmark). Como en el caso
de Lofoten, diferentes sectores rechazan este proyecto. Recientemente se
conformó una amplia alianza de organizaciones y juventudes de partidos políticos
para luchar por un Ártico libre de petróleo
. Otra página en la
historia de luchas en defensa de los territorios está siendo escrita. Leve havet (¡Viva el mar!).

Fuente: https://opsur.org.ar/2022/11/11/viva-el-mar-la-oposicion-a-proyectos-de-equinor-en-noruega/