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Una de las características de la alianza entre Estados Unidos, la Unión Europea y aquellos gobiernos, que suelen ser comparsa de sus políticas de presión, es la hipocresía y el doble rasero contra aquellos a los cuales Washington les suele negar el pan y el agua, a punta de políticas de desestabilización e incluso la implementación de golpes suaves (1).

Una política, que ha recibido críticas y resistencia, de aquellos que poseen una historia de lucha contra el imperialismo, pero también de personajes vinculados al sector de los halcones. Recuerdo en ello las declaraciones del senador republicano por el Estado de Virginia, el coronel retirado del ejército y ex funcionario de la OTAN Richard Black quien declaró ya el año 2019 bajo el gobierno de Donald Trump que “deben terminar las operaciones de cambio de régimen, que ha emprendió contra Venezuela y también en otros países del continente americano y las sanciones que están provocando sufrimientos inimaginables a mucha gente. Políticas que deben ser derogadas” Hasta uno de los verdugos de la casta política militar del imperialismo opina, que la política de Washington genera daño, muerte y destrucción, allí donde se aplica (2)

Un Estados Unidos, que suele atacar a aquellos políticos y gobiernos –considerados sus adversarios y enemigos– situados en la vereda de la izquierda generalmente –y que ha significado, emplear políticas de desestabilización, intentos de derrocamiento e incluso golpes de estado, pero cuando se trata de gobiernos serviles, dedican políticas de protección. Incluso si estos llegan al poder por medios ilegítimos como fue el caso de Juan Orlando Hernández (JOH) en Honduras el año 2017 (3) dedicados a establecer políticas que convierten su administración en un narcogobierno, hasta que resulta tan evidente y una incomodidad para el gobierno benefactor, que ese protector termina quitándole el apoyo como ha sucedido este mes de febrero del 2022, donde una corte estadounidense solicitó la detención y extradición a Estados Unidos de JOH. En un comunicado, la Policía Nacional de Honduras informó que la captura de JOH fue el resultado de un trabajo mancomunado «En coordinación con agencias estadounidenses, en especial la Administración de Control de Drogas (DEA), en las últimas horas se ha realizado una operación policial, que conlleva la captura del expresidente de la República, abogado Juan Orlando Hernández Alvarado” (4)

También
tenemos casos como el gobierno del ex presidente ecuatoriano Lenin
Moreno, que devenido en converso, traicionó a todos aquellos
ciudadanos que lo votaron para ser electo presidente, tras el
gobierno del ex mandatario Rafael Correa (del cual Moreno fue
vicepresidente). Un Lenin Moreno, que se convirtió no sólo en
aliado de Washington, sino que instrumento de ataque contra los
gobiernos de Venezuela, Cuba, Nicaragua y que estrechó relaciones
con el sionismo, además de quitar el asilo diplomático al
periodista Julián Assange, quien estaba protegido en la embajada de
Ecuador en Londres. Una decisión que tiene hoy, al valiente
periodista fundador de WikiLeaks, en peligro no sólo por su delicado
estado de salud, sino porque el socio incondicional de Washington,
Gran Bretaña, puede extraditarlo a Estados Unidos y con ello
cercenar la vida de Assange. Un Lenin Moreno no sólo con una
discapacidad física sino lo que fue más notorio, una invalidez
moral.

Sumemos
a los gobiernos colombianos, que en el caso del actual, presidido por
Iván Duque, ha significado contar la protección de Washington en su
condición de narco estado. Una impunidad otorgada en virtud del
papel de testaferro que cumplen los gobiernos de la nación
sudamericana en múltiples aspectos: Primero, servir de portaaviones
terrestre en los ataques desestabilizadores contra Venezuela.
Recordemos que Colombia cuenta con 8 bases militares estadounidenses
en su suelo, que le permite a Washington, tener una vigilancia en
todos los aspectos, no sólo contra Venezuela, sino para el conjunto
de Sudamérica junto a América Central y El Caribe. Una Colombia que
ha servido de trampolín, para que la entidad infanticida israelí
amplie sus relaciones con Latinoamérica, utilizando a este país
sudamericano, para el entrenamiento de paramilitares, agentes del
estado y en general, una plataforma para el régimen israelí penetre
en nuestro continente como elemento desestabilizador. El sionismo en
Latinoamérica se comporta como el Covid 19 hoy bajo el nombre de
Virus Sión 48 generando inestabilidad, muerte y fragilidad en
nuestros países.

El
Caso Boliviano

Bolivia
es un ejemplo paradigmático de las políticas de doble rasero
implementadas por los gobiernos estadounidenses, sean estos
demócratas o republicanos. Durante los 14 años de gobiernos del ex
presidente Evo Morales las presiones de Washington se sucedieron sin
descanso. Se utilizó a la Unión Europea y la Organización de
Estados Americanos (OEA) en políticas de intervencionismo
vergonzosas. Políticas de intromisión en los asuntos internos de
Bolivia. Los gobiernos de Evo, que consiguieron avances sociales,
económicos y de autoestima de la nación sudamericana, estuvieron
sujetos a permanente presiones desde el norte, como también desde el
interior con las labores de zapa de la quinta columna conformada por
la derecha boliviana y los grupos secesionistas del oriente del país
sudamericano, principalmente del departamento de Santa Cruz liderado
por el golpista Luis Fernando Camacho que hace unos meses mediante
la Asamblea Departamental de Santa Cruz sancionó una ley de
designación de autoridades, que ha sido considerada por el gobierno
de Luis Arce, como una grave afrenta a la unidad del país,
constituyéndose en un indicio de delito de separatismo. 

En
análisis anteriores sostuve que la política de presión y de
desestabilización ejercida por Washington, apoyado por el Grupo de
Lima y las fuerzas reaccionarias en Bolivia, se esforzaron durante
los gobiernos de Evo Morales por hacer fracasar su política
progresista. Aplicando medidas de coerción, para mantener un control
sobre la nación altiplánica, como quedó demostrado en las acciones
de desestabilización y golpismo que propiciaron la renuncia de Evo
Morales el 10 de noviembre del 2019, a pesar de haber ganado
legítimamente las elecciones presidenciales. Una renuncia que hizo
temer por su vida y que lo llevó al exilio en México y
posteriormente en Argentina. Tras la salida de Morales se formó el
gobierno de facto, presidido por Jeaninne Añez, que fue simplemente
un mero instrumento de la influencia norteamericana y los grupos
ultraderechistas bolivianos. Un gobierno, el de Añez, nefasto,
acusado de crímenes de lesa humanidad, tratando de desmantelar los
logros obtenidos bajo Evo Morales y transitar hacia posiciones
políticas serviles a Washington y de distanciamiento del progresismo
latinoamericano.

Recurro
al citado senador republicano Richard Black quien confiesa, que en el
proceso de golpismo contra Evo Morales, el apoyo a Añez y el
posterior aval a la candidatura de Carlos Mesa Gisbert, para competir
contra el actual presidente Arce, demostraron el especial interés de
Washington, con relación a los enormes depósitos que el país
latinoamericano tiene de un mineral clave en la actualidad: el Litio.
Elemento esencial para la fabricación de baterías modernas, en el
plano de la electromovilidad y tecnología de telecomunicaciones
“Creo, sostiene Black, que esta influencia evidenciaba nuestro
deseo de ver un nuevo Gobierno allí (el de Carlos mesa). Creo que
hubo preocupación de nuestra parte de que los chinos podrían
comenzar a ejercer influencia dentro de Bolivia. Y que de alguna
manera podría haber hecho más difícil que Estados Unidos obtenga
litio para las baterías que ahora estamos usando en automóviles (…)
Creo que fue parte de la ecuación al menos” consignó el
autocrítico político republicano.

Un
gobierno de facto, el de Añez, que sólo duró un año y que
significó, mediante la movilización social, que se llamara a
elecciones presidenciales en octubre del año 2020 que se definió
con el triunfo del candidato del Movimiento al Socialismo y ex
vicepresidente de Evo Morales, el economista Luis Arce Catacora. Una
elección que tuvo en el candidato derechista Carlos Mesa Gisbert la
opción estadounidense que fue derrotada rotundamente. Similar al
proceso argentino donde el candidato proestadounidense para un nuevo
período, el empresario Mauricio Macri fue derrotado claramente. Un
Macri que llevó a Argentina a una profunda crisis política y
económica, participando incluso en la desestabilización de
Venezuela, que con la planeación de una intervención militar entre
Estados Unidos, Colombia y con tropas argentinas (5)

La
Casa Blanca, tras los fracasos en Argentina y en Bolivia, dio paso,
nuevamente a los ataques contra la nación altiplánica, buscando
vanamente de restaurar su influencia política en América Latina.
¿Cómo? interfiriendo, en este caso, en los asuntos internos de
Bolivia, como fue el propiciar el Golpe de Estado de noviembre del
año 2019, estableciendo posteriormente las pautas de actuación del
gobierno de facto de Jeaninne Añez, luego privilegiando el nombre de
Carlos Mesa, para tratar de derrotar a Luis Arce y hoy
obstaculizando el normal desarrollo del gobierno presidido por el
triunfador de aquellas elecciones como es el propio Arce, de la
manera que habitualmente lo hace: mediante la manipulación y la
desinformación, mostrando a la ex presidenta Añez, detenida por sus
crímenes y corrupción como una víctima de una persecución por
parte del gobierno de Arce (6).

Conducta
muy distinta a la ejecutada contra Evo Morales tras su renuncia y
posterior exilio. En esa situación, los servicios de inteligencia
norteamericanos, apoyados por organismos como la USAID y los socios
locales bolivianos en terreno, se centraron en tratar de dividir a la
población boliviana, impulsando casos penales contra militantes y
simpatizantes del MAS, así como inculcando una visión negativa
entre la sociedad boliviana hacia la imagen del ex presidente Evo
Morales Ayma y el gobierno que encabezó, acusándolo de conductas
sexuales impropias, corrupción y terrorismo. Incluso se emitió una
orden de captura internacional rechazada finalmente en tres ocasiones
por la Interpol. El manejo y propiedad de los medios derechistas
lograron poner estos temas en discusión y en algún momento centró
el debate, pero no significaron una merma en los votos de adhesión a
Luis Arce, que inteligentemente se negó a entrar en ese terreno al
cual trataron de conducirlo (7)

De
qué otra manera Con apoyo financiero y la influencia política sobre
los movimientos secesionistas, de capa caída pero siempre
peligrosos. Dinero que corre a raudales a organizaciones no
gubernamentales que son la tapadera de organismos estadounidenses
como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (USAID por sus siglas en inglés), la llamada
Fundación Nacional para la Democracia (NED) que es una organización
estadounidense fundada en 1983 a iniciativa del Congreso para
financiar proyectos que promuevan la democracia liberal en el mundo,
que es lisa y llanamente tratar de imponer el modelo político
estadounidenses que exige sometimiento y servilismo.

La realidad y el análisis de la situación boliviana –ello en el marco de una pandemia que ha causado daños en la economía– muestra, que a pesar de los esfuerzos de la administración estadounidense por establecer sus objetivos desestabilizadores contra el gobierno del MAS, cada día menos secretos, la población boliviana, según encuestas de opinión internas y externas, demuestran el significativo apoyo al gobierno del MAS, su acuerdo respecto de mantener en la cárcel a la ex presidenta de facto y sobre todo oponerse a los planes injerencistas de Estados Unidos y sus organismos de inteligencia. Un país pacífico, que desea avanzar en su desarrollo, mantener relaciones amplias, multilaterales, con autodeterminación pero que sigue amenazado por una derecha que quiere revertir todo lo logrado en los gobiernos masistas, los presidios por Evo y el que encabeza hoy Luis Arce Catacora y sobre todo por los afanes de un Estados Unidos que quiere recuperar el dominio que tuvo alguna vez sobre esta nación sudamericana. En Segundopaso.es sostuve en aquellas elecciones del 18 de octubre del 2020 que “La responsabilidad de la dirigencia política, sus líderes de opinión, sus medios de información y en general la sociedad es que esa disyuntiva se privilegie la estabilidad por sobre un caos que debe desaparecer del mapa de opciones. Bolivia necesita equilibrio, solidez institucional, por el bien de su población y por el bien de la región” (8)

Hoy
se está utilizando con fruición la supuesta violación de los
derechos humanos de la ex presidente de facto Jeaninne Añez,
presentada como una “víctima de los rencores masistas” generando
sufrimiento en su familia y la de aquellos funcionarios de Añez que
también cumplen arresto por su responsabilidad en golpe de estado
contra Evo Morales en noviembre del año 2019. Los medios de
manipulación y desinformación de la derecha de Latinoamérica se
han situado en la defensa de una Añez que cataloga la justicia de su
país como sumisa al gobierno masista donde ella en declaraciones
propias de una persona que no tiene noción de realidad se suma, cual
Juan de Arco al martirologio de luchadoras por la democracia,
precisamente ella, que fue la cara visible del golpismo. Añez afirma
““Lo que sucede en Bolivia, es una época casi medieval y
totalitaria que se repite en Nicaragua, en Cuba, en Venezuela y otros
lugares del mundo, donde hay presos políticos, entre ellos, grandes
mujeres defensoras de la libertad y de la democracia, valientes
jóvenes también, que están luchando desde sus terribles e injustos
encierros por los derechos que pretenden estos regímenes
arrebatarles a todos”. Sólo falta que Luis Almagro, secretario
general d ela OEA, obedeciendo órdenes de Washington les otorgue
algún premio a los luchadores por la democracia e incluso se postule
a Jeaninne Añez al premio Nobel de la Paz.

Memoria
frágil la de esta ex senadora responsable de las masacres de Sacaba
y Senkata y la violación de los derechos humanos de millones de
bolivianos, junto a la persecución por razones políticas a los ex
funcionarios y militantes del MAS. Aquí si recordamos a las decenas
de víctimas de una represión cruel que significó muerte y dolor en
la sociedad boliviana. El juicio a Añez no es exclusivo En el juicio
junto a ella se encuentran el exjefe del Estado Mayor Flavio Gustavo
Arce, los excomandantes Pastor Mendieta del ejército, Gonzalo
Terceros de la Fuerza Aérea y Palmiro Jarjury de la Armada boliviana
(ambos sentenciados a tres años de cárcel luego de aceptar
someterse a un juicio abreviado y aceptar su culpabilidad). A los
mencionados se suma los prófugos: Yuri Calderón, excomandante de la
Policía

Se suma el excomandante de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, formado en la tristemente célebre Escuela de Las Américas, entidad estadounidense formadora de cuanto golpista y torturador ha actuado en Latinoamérica. Kaliman es prófugo de la justicia boliviana y se afirma que vive bajo la protección del gobierno estadounidense, autorizado primero por el gobierno del ex presidente Donald Trump y seguido por el demócrata Joe Biden. Igualmente, en Estados Unidos, pero bajo otras condiciones se encuentra detenido por el FBI el ex ministro de gobierno de Jeaninne Añez, Arturo Murillo, considerado el cerebro de los crímenes y los actos delictivos vinculados al narcotráfico. Murillo escapó en noviembre del año 2020 de Bolivia, acusado por graves delitos de corrupción, abuso de poder, aceptar y dar sobornos, lavado de dinero entre otros. En mayo de 2021 es detenido por el FBI en Estados Unidos por los mismos cargos y está siendo juzgado.

El
objetivo norteamericano, no es distinto a los planes de dominio y
hegemonía en otras partes del planeta. En este caso, cuando se trata
de Bolivia, juega un rol esencial la postura de relaciones amplias en
el plano internacional que incluyen la temida presencia china para
Washington, que ve como se le escurre de los dedos una hegemonía que
creía tenía asegurada en Latinoamérica. Una eso la riqueza mineral
que posee el país sudamericano, donde las reservas de 21 millones de
toneladas métricas de litio son un brillo enceguecedor para las
amciones estadounidenses. Un metal alcalino, estratégico para la
transición energética, lo que supone casi el 70% de las reservas
mundiales. Por la dignidad de Bolivia y los pueblos latinoamericanos
la injerencia estadounidense debe tener el más amplio rechazo y
estar siempre alertas pues para Washington y su política siempre, en
forma permanente existirán motivos, excusas y objetivos por los
cuales intervenir en la marcha de nuestros pueblos. En Bolivia hoy
esa idea se expresa en presentar a la ex presidente de facto Jeaninne
Añez como una blanca paloma, víctima de persecución política.

Notas:

El llamado “golpe blando” o “golpe suave” es una estrategia de “acción no violenta” ideada por el politólogo estadounidense Gene Sharp, ampliamente utilizada en las últimas dos décadas. Señala Sharp que «la naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado (…) Nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas… en los gobiernos, si el sujeto no obedece los líderes no tienen poder. Estas son las armas que en la actualidad se usan para derrocar Gobiernos sin tener que recurrir a las armas convencionales. Actualmente, la guerra “cuerpo a cuerpo” no es eficaz y, además, implica enormes costos económicos y de movilización. Ejemplo de ello son las costosas operaciones militares de Estados Unidos en países como Irak y Afganistán. Por ello, Sharp apuesta por una serie de medidas que van desde el debilitamiento gubernamental hasta la fractura institucional, https://www.telesurtv.net/news/El-golpe-suave-en-Venezuela-en-cinco-pasos-20140220-0054.html https://www.elpais.cr/2019/12/09/eeuu-debe-dejar-que-venezolanos-y-bolivianos-superen-sus-crisis-politicas-dice-senador/ https://www.redalyc.org/jatsRepo/5350/535055632003/html/index.html https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-60391379 https://www.t13.cl/noticia/mundo/documentos-filtrados-mauricio-macri-invasion-venezuela-estados-unidos-donald-trump-14-02-2022 La expresidenta interina de Bolivia fue detenida el 13 de marzo del 2021 dentro de la causa judicial denominada “Golpe de Estado”. En agosto del 2021 la justicia boliviana decidió extender por seis meses la prisión preventiva bajo la acusación de “terrorismo, sedición y conspiración» por su participación durante 2019 en un golpe de Estado contra el en ese entonces, presidente Evo Morales. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-56381792 https://www.nodal.am/2020/10/como-amenaza-a-bolivia-la-posible-victoria-de-un-candidato-proestadounidense-por-pablo-jofre-leal/ https://segundopaso.es/news/939/Bolivia-En-La-Recta-Final-Electoral

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Para SegundoPaso ConoSur

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