Escolha uma Página

La Autoridad del Valle de Tennessee (TVA) podría reclamar con razón
un lugar en el Libro Guinness de los Récords, pero no es un logro por el
que la corporación de servicios eléctricos de propiedad federal
agradezca la notoriedad.

Después de haber tardado la friolera de
42 años en construir y finalmente poner en marcha su reactor nuclear de
Watts Bar Unit 2 en Tennessee, la TVA acaba de batir su propio récord
de mayor tiempo de construcción de una central nuclear. Sin embargo,
esta vez, la empresa no pudo entregar una central nuclear terminada.

Watts Bar 2 alcanzó la criticidad en mayo de 2016 y,
tres meses después, dejó de funcionar debido a un incendio en el
transformador. Finalmente, alcanzó la plena operatividad el 19 de
octubre de 2016, convirtiéndose en el primer reactor de Estados Unidos
que entra en funcionamiento comercial desde 1996

Ahora,
casi cinco años después, la TVA ha anunciado que ha abandonado su
inacabada central nuclear de dos reactores de Bellefonte, en Alabama,
unos impresionantes 47 años después de iniciarse su construcción.

Al parecer, TVA se alegró de salir del negocio de la construcción de
centrales nucleares porque, como informó el Chattanooga Times Free
Press, la empresa “no veía la necesidad de una fuente de generación de
capacidad tan grande y costosa”. ¡No es broma!

Irónicamente,
este es precisamente el argumento que se utiliza para impulsar las
renovables, en un entorno energético que no puede soportar, ni lo hará,
generadores termoeléctricos inflexibles y de gran tamaño, que son
completamente impracticables en las próximas redes inteligentes, así
como en las condiciones inducidas por el cambio climático.

En consecuencia, TVA estaba más que feliz de aceptar las propuestas de
un comprador para Bellefonte -la empresa inmobiliaria Haney- cuyo
director, Frank Haney, ganó su propia notoriedad al donar un millón de
dólares al ex presidente Trump y cortejar al abogado de Trump, Michael
Cohen. Posiblemente, según sugieren los informes de los medios, para
conseguir favores regulatorios para su nuevo juguete nuclear.

Pero cuando TVA anunció el mes pasado que había retirado su permiso de
construcción para Bellefonte, Haney recuperó su pago inicial, por valor
de 22,9 millones de dólares más intereses. La propia TVA había gastado
al menos 5.800 millones de dólares en Bellefonte a lo largo de los 47
años, que incluyeron largas paradas, antes de retirar finalmente el
proyecto.

Este tipo de pérdida colosal de tiempo y dinero
en proyectos fallidos de energía nuclear es, por supuesto, la historia
más típica que los mitos que se tejen en la prensa sobre la necesidad de
una energía nuclear “baja en carbono”, una representación engañosa
utilizada para argumentar la inclusión de la energía nuclear en la
mitigación del cambio climático.

En realidad, la historia del
desarrollo de la energía nuclear en EE.UU. durante los últimos 50 años
es más que lamentable y no aprobaría ningún plan de negocio “normal”.
Cómo la industria nuclear se sale con la suya sigue siendo
desconcertante.

Como
dijo Paul Gunter, de Beyond Nuclear, al Chattanooga Times Free Press,
“Bellefonte es solo el fracaso más reciente de esta industria”,
señalando que “de los 30 reactores que la industria planeó construir
hace 15 años con el llamado renacimiento nuclear, solo dos se siguen
construyendo”. (Esos dos, en la planta Vogtle de Georgia, llevan años de
retraso con un presupuesto que se ha duplicado hasta alcanzar los
27.000 millones de dólares).

Como señalaba Gunter en el mismo artículo, “la TVA ha
tenido grandes problemas para cumplir los costes y calendarios previstos
para las nuevas centrales nucleares, al igual que toda la industria en
los últimos 50 años. La incapacidad de cumplir con los presupuestos de
estas plantas es lo que ha supuesto repetidamente la desaparición de la energía nuclear.

”La energía nuclear es la forma más cara jamás concebida de hervir el
agua y Bellefonte solo demuestra una vez más lo poco fiable que es esta
tecnología en cuanto a la proyección de lo que costará y el tiempo que
llevará construir estas centrales“, declaró Gunter al periódico. 

Eso
es lo que ha ocurrido con Westinghouse Electric Company y SCANA, que
siguen inmersas en el escándalo de la no finalización de dos nuevos
reactores en la central nuclear V.C. Summer de Carolina del Sur.
Mientras los ejecutivos de la quebrada Westinghouse y de SCANA, que los
contrató, siguen enfrentándose a cargos penales, Westinghouse ya ha
tenido que desembolsar 2.168 millones de dólares en pagos de acuerdos relacionados con la debacle de Summer.

En agosto, las noticias decían que Westinghouse también tendría que
reembolsar a los contribuyentes de bajos ingresos la cantidad de 21,25
millones de dólares. Esto se debe a que los nuevos reactores se
financiaron en parte a través de las tarifas eléctricas, a pesar de que
nunca suministraron un solo vatio de electricidad. El coste del proyecto
se disparó a más de 9.000 millones de dólares antes de colapsar.

Veamos el historial en su conjunto. Según el artículo de Wikipedia, Lista de reactores nucleares cancelados en Estados Unidos
“De los 253 reactores nucleares encargados originalmente en Estados
Unidos entre 1953 y 2008, el 48 por ciento fueron cancelados, el 11 por
ciento fueron cerrados prematuramente, el 14 por ciento experimentaron
al menos una interrupción de un año o más, y el 27 por ciento están
operando sin tener una interrupción de más de un año. Por lo tanto, solo
una cuarta parte de las encargadas, o aproximadamente la mitad de las
completadas, siguen funcionando y han demostrado ser relativamente
fiables”.

La impresionante lista de Wikipedia en la misma página detalla 157 reactores que fueron cancelados antes o durante su construcción.

Los enormes costes, por supuesto, hacen que la mayoría de las empresas
se asusten, a pesar de la familia Haney. Incluso cuando se han ofrecido
jugosas subvenciones -como en el caso del proyecto EPR de Calvert Cliffs
3 en Maryland- las empresas de servicios públicos se resisten y se
retiran. En el caso de Calvert Cliffs, Constellation Energy era el socio
estadounidense de la empresa pública francesa EDF. Pero incluso cuando
la administración Obama le ofreció una garantía de préstamo de 7.500
millones de dólares, Constellation consideró esas condiciones “demasiado
caras y gravosas” y renunció.

Esto dejó a EDF, una empresa
extranjera, como única propietaria, lo que supone una violación de la
Ley de Energía Atómica. El proyecto se vino abajo, uno de los muchos a
los que se refería antes Paul Gunter como la fantasía de un renacimiento nuclear que primero se tambaleó y luego se apagó.

El presidente Obama, por supuesto, no era amigo del movimiento
antinuclear. Tan ansioso estaba por impulsar la construcción de nuevas
centrales nucleares en EE.UU. que pidió la inclusión de 55.000 millones
de dólares para garantías de préstamos nucleares en su presupuesto de
3,8 billones de dólares para 2011. En su discurso sobre el Estado de la
Unión de ese año, Obama habló de “construir una nueva generación de
centrales nucleares seguras y limpias en este país.” Ale, venga.

Todo esto debería enviar un mensaje obvio a los oídos sordos de Ben
Cardin (D-MD), Sheldon Whitehouse (D-RI) y Cory Booker (D-NJ), los
principales evangelistas pro-nucleares del Senado de Estados Unidos. El
proyecto de ley de crédito a la producción de energía de Cardin tiene el
descaro de describir la energía nuclear como “de cero emisiones”, una
mentira que incluso el propio empleado de Cardin se vio obligado a
reconocer en una reciente reunión a la que asistió Paul Gunter, quien le
llamó la atención sobre ello.

No es que nada de esto impida que el proyecto de ley siga adelante y se apruebe casi con toda seguridad. Al igual que los tres monos, esos senadores y sus colegas no reconocerán ningún aspecto negativo de la energía nuclear, aunque la espantosa letanía de fiascos y fracasos financieros de la industria les mire a la cara. Seguirán adelante, condenando así a su propio fracaso el mismo progreso sobre el cambio climático que dicen defender. 

Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International. Traducción de Raúl Sánchez Saura.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/desconexion-nuclear/los-fracasos-record-de-la-energia-nuclear