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Así, proponemos la lucha por una alfabetización crítico/digital a partir del lugar de las víctimas, apelando a un polilogos intercultural, sosteniendo dramáticamente la previa e imprescindible alfabetización pedagógico-política lecto-escritural en calidad de inédito-viable.

Importa una gestión de crisis en el sistema educativo.

Importan poblaciones preparadas, escuelas seguras.

Importa desarrollar políticas intersectoriales

para impulsar el autocuidado y la prevención de riesgos,

formando una cultura preventiva mediante el desarrollo de

hábitos de protección, así como de establecimientos educativos

y de alumnos para que estén mejor preparados

ante la ocurrencia de una catástrofe.[1]

A
modo aclaratorio

Entre
el epitafio y el cuerpo del trabajo, hay un hiato que entiendo como
“incorrecto” en una escritura académica. Apelé al mismo para
dejar abierto interrogantes. Y entre el cuerpo del trabajo y su
complemento, hay una necesidad para dejar aclaradas cuestiones que
excederían al cuerpo del trabajo.

Pregunta
inicial acerca del cuidado

La
pregunta inicial que formulo es acerca del cuidado, que también es
motivo para pensar la escuela. Es el término del momento, porque
“se” habla del cuidado. Pero, ¿hasta qué punto la actual
“obsesión verbal” por el mismo nos conlleva a interrogantes
otros? Es que tras las palabras o hay un mero juego de discriminación
conceptual (plano de las ideas) o un mero juego de discriminación
negativa (plano de la materialidad de las contradicciones, de la
negación del otro). Obviamente, el lugar de la pregunta es crucial
al respecto del cuidado: si es el dolor de las víctimas o el
artilugio del poder hegemónico, si es desde la dignidad humana como
condición de posibilidad de toda valoración o si es desde el
requerimiento de regresar a los cauces de la consabida normalidad en
la vida cotidiana del utilitarismo bajo el signo del capitalismo que
se verbaliza en el saludo de despedida “cuidate” o “be
careful”, con el implícito no hacerse cargo del otro, intencionado
o no. O liberación de nuestros pueblos o mera gestión de la crisis.

Zonas
de vulnerabilidad

Es
que nos hallamos inmersos en zonas de vulnerabilidad dentro de la
incertidumbre provocada por la crisis global, sea financiera,
climática, social, alimentaria, entre otras. De ahí que en los
discursos de nuestro presente sea lugar común un término tal como
“tejido social”, provocativo y seductor, aunque indicativo de las
condiciones de fragilidad de nuestras existencias como pueblo.

Entre certezas e incertezas. Paulo Freire, pedagogía militante.

Mientras
en el mundo los mercados financieros pretenden certezas, ellos
establecen las condiciones para la incertidumbre. Mientras desde la
inseguridad en todo sentido se establece la fragilidad social, en la
escuela básica el pensamiento tiende a ser lineal, sin los vaivenes
y desafíos del pensamiento crítico, aún obviando el creativo caos
o desorden como paradigma surgente tanto en las ciencias naturales
como en las ciencias sociales. No pretendemos una simple resiliencia
adaptativa a los cánones institucionales escolares establecidos,
cuando el Volcán Etna (valga la metáfora) irrumpe sus lavas por
doquier haciendo de la vida casi un suspiro imposible. Es que la
rigidez institucional hace que lo instituido sea más potente que lo
instituyente, pero lo instituido sin el anhelo de dignidad teniendo
en cuenta las condiciones de existencia del común de los mortales.

Entre
tanto, circula una multiplicidad de discursos en virtud del
aniversario de los 100 años del nacimiento de Paulo Freire, con un
docente de base que en la escuela pública explaya relatos con los
que los alumnos en tanto logren adaptarse reactivamente, se mimetizan
al suponer responder a la perspectiva de su docente, así sentirse
seguros, seguridad imaginada, cuando la comunidad imaginada es un
interrogante práxico, empero militantemente deseado.

Ya nos lo decía Freire (1996: 25), educar implica un a favor de qué y para quién, como así educar también implica un contra qué y contra quiénes, lo que hay que hacer manifiesto[2]. A tal efecto se requiere lo que denomino “desobediencia pedagógica como astucia pedagógica” (Brenner, M.A.: 2016)[3], o a lo que Mignolo, Walter (2010)[4] designa “desobediencia epistémica” o bien Orlando Fals Borda afirma como originar espacios intersticiales a modo de desobediencia epistémica – una ciencia rebelde y subversiva, motivo de esperanza en aquel inédito-viable enunciado y anunciado por Paulo Freire, superando el escepticismo implicado por las “situaciones límites” de Karl Jaspers. Ya el citado Fals Borda “dos anos setenta propunha que a ‘dissidência’ acadêmica teria por sujeito prioritário a denominada ‘anti-elite’ intelectual, investigación militante (decolonial)”.[5]

Grieta
epistemológica

Nuestra época es la de las Fake News o de las Deep Fake, ante las que Paulo Freire tendría un posicionamiento ético político militante, cuya perspectiva didáctico-pedagógica brilla por su ausencia en la praxis del aula de nuestras escuelas, donde se continúan enseñando “verdades” como si la época de la “posverdad” no existiera, como si la “opresión de los algoritmos” a partir de la inteligencia artificial fuese ausente, con sus patrones de conducta predeterminados, orientados desde la colonialidad del poder, del saber, cuya discriminación étnica, social, racial, feminista es una especie de “leit motiv”, donde la identidad de los pueblos ya no cabría, pues la identidad es reemplazada por la categoría “perfil”[6] con un sentido manipulador (la noción de perfil permite al algoritmo, a los programadores y analistas, sustituir al sujeto real con el registro de la actividad online del sujeto) o de gubernamentalidad algorítmica[7], donde se pretende redefinir la experiencia social a partir del acopio y modelado de datos de los usuarios. Cuando ponemos un “me gusta” a publicaciones de otros en Redes Sociales/Digitales o escribimos en las publicaciones de otros en dichas Redes -viendo y compartiendo videos, memes, flyers-, cuando usamos aplicaciones al modo Tik Tok, cuando en alguna plataforma virtual fruncimos el ceño, etc, tengamos en cuenta que cada una de estas interacciones están siendo grabadas y monitoreadas en tiempo real. A ello hay que considerar el geolocalizador de movimiento desde el que hasta nuestros mínimos pasos son detectados. Sería pertinente mencionar a Jean Baudrillard, quien sostiene la presencia de una hiper-realidad más real que lo que suponemos la realidad empírica. Baudrillard publica sus escritos en el 1977, por lo que habría que actualizarlo a las condiciones de las actuales tecnologías del poder.

Tan
grave es la situación que me animo a mencionar una ruptura
particular, no ya la ruptura epistemológica categorizada por Gastón
Bachelard, sino una “grieta epistemológica” que trasciende hasta
al mismo “giro lingüístico”. Pareciera no interesar la verdad,
pero escolarmente el currículum simulado en la escuela sigue
mostrando su interés, desconociendo los recientes avatares
tecnocráticos del presente en las Redes Sociales/Digitales. Grieta
tal se sustenta en el “giro emocional” de base neuronal con su
supuesto de universalidad no situada, pues el cerebro y las neuronas
serían unos y únicos, en tanto que las emociones que señalan la
alteridad son las de fuerte carga agresiva, y sus consecuentes
políticas de discriminación y de miedo al otro.

Desde
este lugar nos planteamos qué es la realidad, cuando el mismo
“diálogo” se negaría en la “situación límite”, negando a
también su consideración como “inédito-viable”, donde ya la
misma realidad que es, al mismo tiempo sería otra, sin importar la
cuestión. Y si el docente carece del posicionamiento didáctico
político requerido, sería en tal sentido un analfabeto puro. Se
anularía todo polilogos en favor de un sistema escolar supeditado a
la dictadura de la normativa, obviando que “la ley mata y el
espíritu vivifica”.

Salvo
que históricamente se den luchas comunitario/populares a fin de
lograr condiciones desde las que se establezca la dignidad humana,
una de las pocas seguridades que tenemos es que viviremos en un mundo
que será más digital, en principio para beneficio de los sectores
sociales incluidos y, accesoriamente, para los sectores sociales
excluidos, aunque para todos ellos, unos participando de alguna
manera de los supuestos beneficios, otros considerados basura humana,
desechos sociales, y bajo el signo del control o gubernamentalidad.

Pero,
en tal sentido, ¿quién va a controlar los nuevos sistemas de
información y los sistemas de seguimiento que permiten conocer
prácticamente todos los deseos y anhelos frustrados, todos los
desplazamientos de una persona? ¿Quién va a controlar la tendencia
globalizada de digitalización masiva de la vida?, ¿serán las
grandes empresas tecnológicas o los Estados asociados? Obviamnte,
ello bajo la actual apoteosis del denominado Proyecto Brain en danza.

¿Carece
ya de sentido la ética? ¿y entonces qué le cabría a la escuela?

Desde
el llamado “The Human Brain Project” (HBP) se intenta percibir
cómo el ser humano piensa, lo que implica, gracias a cierto tipo de
neurociencia, indagar en el pensamiento con la posibilidad de su
manipulación/digitalización. Puede decirse que esto no es nuevo,
empero sí lo es y más gravísimo aún. Hay dos proyectos
independientes, aunque en la misma trama, el norteamericano y el
europeo. Ciertamente, los objetivos que se exponen de ese Proyecto
son bondadosos, pero en manos de quienes manejan los hilos del
ejercicio del poder resultan muy peligrosos para la condición
humana. Entonces, el panóptico de Bentham (Foucault) y el panóptico
digital (Byung-Chul Han) quedarían superados en tanto panópticos
con la aparición de un nuevo panóptico, el “panóptico empírico
neuroético” (leer el cerebro, manipular/digitalizar los criterios
éticos de la forma de pensar y hacer, mediante la inserción de
microchips), en tanto base para un neurofascismo novedoso y dramático
a la vez. ¿Congeniar lo empírico, que tiene que ver con lo
experimental, con la ética del ámbito de la filosofía práctica?
¿No sería, acaso, una incongruencia?

Es que se consigna la cualidad de empírico por cuanto las investigaciones se adecuan a las prácticas de las ciencias experimentales, donde las técnicas de laboratorio y de observación son claves en el intento de cuantificar toda variable cualitativa, cuantificar todo lo humano bajo el signo de lo universal, con la intervención de ciertas mitopoiéticas materialidades de las neurociencias, los “big data” y la inteligencia artificial[8].

Sin embargo, pareciera una incongruencia la simbiosis entre empiria y ética, entre experimento singular de laboratorio y principios éticos. Empero, existen investigaciones cuya tendencia es la de “gestionar las conductas éticas” de los seres humanos, y de ahí el término panóptico empírico neuroético. Aunque, independientemente de sus logros efectivos en el tiempo, lo que importa es la “tendencia hacia la apoteosis de la manipulación”, propia de un sistema cuyo “espíritu” es el Mercado dentro del neuroneoliberalismo capitalista, que incide en todos los ámbitos y también, por ende, en el pedagógico, por lo que en un reciente trabajo hemos mentado el concepto “neuroneoliberalismo pedagógico capitalista fascista”[9]. Y adoptamos el significado de la neuroética[10] en lo que hace al conocimiento de la arquitectura funcional del cerebro, pretendiendo dar cuenta del pensamiento y el juicio moral, hasta el extremo de manipular este último. Según afirma López Moratalla, Natalia (2016): Los procesos neurobiológicos que subyacen al juicio ético es el centro de atención de la neuroética. Importa conocer cuales áreas cerebrales se activan y cuales se silencian mientras las personas “deciden cómo actuar ante un dilema moral”, a fin de saber de qué manera está impresa en la dinámica del cerebro la dotación ética de cada hombre y común a todos los hombres, amén del rol central de las emociones en el juicio ético.

Desde
tal consideración, hablar de la pedagogía freireana nada más que
como una pedagogía del diálogo es incorrecto, pues una educación
liberadora parte de las problemáticas reales que acucian a los
sujetos comunitarios de la educación para, tomando conciencia
dialógicamente, organizarse y abocase a la lucha en contra-de
quienes nos oprimen. Es por ello que, reiterando conceptos trabajados
más arriba, Freire señala una educación contra qué, contra quién,
y a favor de qué, de quién.

La
alfabetización crítico digital de los docentes desde el suelo del
sufrimiento de las víctimas, apelando a un polilogos intercultural

Es
imperativo de nuestro presente histórico un ciclópeo esfuerzo,
recreando de alguna manera los “círculos de cultura”, a fin de
establecer nuevos tipos de palabras generadoras, intentando superar
pueblos silenciados que no pronuncian comunitariamente su propia
palabra.

A
tal efecto, desde las problemáticas de una vida en común, base de
una imprescindible alfabetización política lecto-escritural,
resulta imperativo aprender a leer el mundo simbólico digital,
crítica y creativamente. Obviamente, sin la primera, si se diera
nada más que la segunda, cabría la cualificación de una mera
manipulación instrumental.

Complemento

Cuando
hablo de “grieta epistemológica” estoy queriendo significar la
inutilidad de una academia que disfruta de sus propios discursos,
donde ya no hay ciertas comunidades de científicos que,
estableciendo sus propios criterios de objetividad, puedan dialogar
con ciertas otras comunidades de científicos.

Desde
el punto de vista educativo, en la escuela, en una multiplicidad de
casos, difícilmente pueda explicar un docente a sus alumnos qué es
la realidad, y aún aceptar de sus alumnos qué entienden ellos por
realidad.

Más
que el conocimiento, prevalece la emocionalidad, con tintes agresivos
hacia los otros, otros que generarían miedo. Hasta determinados
enunciados supuestamente científicos son aceptados a partir de la
señalada emocionalidad. No existe pluralidad de voces y menos el
diálogo. Nuestros alumnos viven y conviven en tal panorama.
Entonces, ¿cómo lograr que interpreten la realidad en que viven?
Aún, parecieran ser argentinas distintas quienes viven en el ámbito
que expone el Canal Todo Noticias y quienes viven en el ámbito que
expone el Canal C5N. Conste que a muchas camadas jóvenes no les
interesa actualmente lo que se transmite en dichos canales, pero sí
les interesa las informaciones que los alientan en las redes
digitales/sociales, a las que no les importa ni la misma información,
sino a la adhesión a ciertas creencias que potencian al antidiálogo,
el odio y el miedo al otro. ¿Será la muerte de la argumentación?

No
olvidemos que la inteligencia emocional parte de un cerebro
universal, basamento éste de la misma inteligencia argumental
(Daniel Goleman).

Vivimos una época de gramática inclusiva y exclusión semántica [11], ¿No será, quizá, indicativo de la tragedia de la misma argumentación?

Reiterando,
la opresión de los algoritmos se sustentan en la necesidad de
generar creencias que fomentan la emocionalidad del odio y la ruptura
de todo diálogo, a la que denominamos “grieta”.

Ejs.
relativos a la grieta.

Políticamente,
no es que no haya acuerdos si en el 2019 Evo Morales dejó de ser
presidente de Bolivia, sino si fue o no un golpe de Estado, con
argumentaciones sustentadas en creencias.
Judicialmente,
no es que no haya acuerdos si el último ex presidente de Argentina
o si la actual vicepresidenta tiene sobre su cabeza varias causas
judiciales, sino si es persecución política o no, con
argumentaciones sustentadas en creencias.
Educativamente,
no es que no haya acuerdos si la ausencia de presencialidad existió
o no, sino que si por su extensión fue o no una tragedia cultural
provocada intencionalmente, con argumentaciones sustentadas en
creencias.
Sanitariamente,
no es que no haya acuerdo acerca de si la pandemia existió o no,
más bien si hubo o no criminalidad en las decisiones
gubernamentales, con argumentaciones sustentadas en creencias.
Criminalistamente,
no es que no haya acuerdo o no acerca de si el fiscal Alberto Nisman
está muerto, lo que no hay acuerdo es sobre cómo murió, siendo
que hay quienes están seguros de que murió de una manera y quiénes
de otra, con argumentaciones sustentadas en creencias.
No
es un imposible trabajar académicamente a modo de ateneo ante un
caso médico complicado, pero es un imposible en la actualidad
trabajar académicamente cuestiones judiciales o políticas o
económicas o educativas entre camadas de importantes intelectuales,
cada uno de ellos en las antípodas de la llamada grieta.

Notas:

[1] UNESCO. Planeamiento educativo con sensibilidad a las crisis. Boletín nº 3. Octubre, 2021

https://www.buenosaires.iiep.unesco.org/es/difusion/boletines/practicas-y-voces-en-america-latina-no3 (consulta: 10/10/2021)

[2] Freire, Paulo (1996). “Pedagogía de la autonomía.” Sao Paulo, Brasil. Ed. Paz e Terra, disponible en: http://cidac.filo.uba.ar/sites/cidac.filo.uba.ar/files/revistas/adjuntos/UNIDAD%207%20-%20Freire%20Paulo%20-%20Pedagog%C3%ADa%20de%20la%20autonom%C3%ADa.pdf (consulta: 20/04/2020)

[3] Brenner, Miguel Andrés (2016). “Desobediencia pedagógica como astucia pedagógica.” https://otrasvoceseneducacion.org/archivos/64595 (consulta 10/10/2021)

[4] Mignolo, Walter (2012) “Desobediencia epistémica. Retórica de la modernidad, lógica de la colonialidad, y gramática de la descolonialidad.” Buenos Aires. Ediciones del signo. https://antropologiadeoutraforma.files.wordpress.com/2013/04/mignolo-walter-desobediencia-epistc3a9mica-buenos-aires-ediciones-del-signo-2010.pdf

[5] Martins Moraes, Alex (2013). “Ciencia rebelde y desobediencia epistémica. Un breve encuentro con Orlando Fals Borda.” Instituto Humanitas Unisinos, Brasil.

[6] Ábrego Molina, Víctor.H. y Flores Mérida, Antony (2021). “Datificación crítica.” Revista Administración Pública y Sociedad. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Córdoba. Nº 11. Enero-junio 2021. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/APyS (consulta: 10/10/2021)

[7] Ábrego Molina y Flores Mérida (2021). Ibid. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/APyS

[8] Brenner, Miguel Andrés (2021: 61-83). “Epidemia del neuroneoliberalismo pedagógico.” En Pizzi, Jovino y Cenci, Maximiliano Sérgio (orgs.). “Glosario de Patologías Sociales.” Pelotas, Brasil. Editora UFPel. http://guaiaca.ufpel.edu.br:8080/bitstream/prefix/7723/1/Glos%c3%a1rio_de_patolog%c3%adas_sociales_ebook.pdf (consulta 10/10/2021)

[9] Brenner, Miguel Andrés (2019). “De la educación emocional.” https://www.alainet.org/es/articulo/198131 (consulta: 10/10/2021)

[10] Brenner, Miguel Andrés (2020). “Innovación educativa.” https://abacoenred.com/wp-content/uploads/2019/06/INNOVACI%C3%93N-EDUCATIVA.-EL-NEURONEOLIBERALISMO-PEDAG%C3%93GICO-POL%C3%8DTICO.pdf (consulta: 10/10/2021)

[11] Expresión del filósofo y amigo argentino Daniel Berisso.

Miguel Andrés Brenner. Facultad de Filosofía y Letras – UBA