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Empecemos con una promesa repetida varias veces en los meses anteriores: Tal y como han hecho otros presidentes de gobierno extranjeros, Pedro “Sánchez pedirá una última prórroga para volver a la normalidad en España. Se refiere a “las medidas excepcionales por la pandemia del coronavirus (…porque) el virus sigue acechando y es una amenaza gravísima.” La vuelta que el presidente propone se concreta en “140.000 millones de euros de ayudas directas para sectores como el comercio, el turismo o la automoción”.

Continuemos con una pregunta: ¿Quién
querría volver a esa (a)normalidad?

Cabe suponer que nadie en su sano
juicio. Es precisamente ésta la que nos ha llevado hasta la pandemia, la cual
se suma a la montaña de problemas que crece desde hace algo más de un siglo,
resultado -no deseado pero aceptado- de la revolución industrial.

Hagámonos una idea
general de la enormidad del problema sin necesidad de llenar muchas cuartillas,
basta con leer los titulares de las noticias publicadas por la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) sobre el cambio climático en los tres primeros meses
de 2021 (http://news.un.org/es/news/topic/health)

Enero:

Día 10: A
los 75 años de la primera Asamblea General de la ONU, la lucha contra el cambio
climático y la pandemia son prioridad

Día 27: Más
de la mitad de la población mundial reconoce que el cambio climático es una
emergencia

Febrero:

Día 18: La
naturaleza debe regir la toma de decisiones si queremos sobrevivir

Día 23: El
cambio climático exacerba las guerras y el Consejo de Seguridad debe afrontarlo

Marzo:

Día
11: O
nos hundimos juntos o nadamos todos

Día
12: El
COVID pone a Brasil bajo «una amenaza extrema» que representa un
peligro para América Latina y el mundo

 Sigamos con una constatación:  La Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES por sus siglas en inglés), contratada por el Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP) presentó en un comunicado de prensa de 31 de julio de 2020 su Informe del IPBES sobre Biodiversidad y Pandemias. En éste se advierte de que las “Las pandemias en el futuro surgirán con más frecuencia, se propagarán más rápidamente, tendrán mayor impacto en la economía mundial y podrían matar a más personas que la COVID-19 (y) propone un cambio transformador en nuestro enfoque global para hacer frente a las enfermedades infecciosas.”

Añadamos su explicación sobre el
porqué de esta advertencia:

“No hay un gran misterio sobre la
causa de la pandemia de la COVID-19, de cualquier pandemia moderna. Las mismas
actividades humanas que impulsan el cambio climático y la pérdida de
biodiversidad, también generan riesgos de pandemia a través de sus impactos en
nuestro medio ambiente”.

Demos un primer paso en respuesta a
lo visto más atrás: no se puede admitir la solución que proponen los gobiernos
de volver cuanto antes a la normalidad que la ONU y los científicos del medio
ambiente consideran una situación de emergencia para la humanidad.

Una reflexión antes de seguir. Tras
casi dos años de pandemia ha quedado claro que:

a)      los científicos -con sus investigaciones- piden a los políticos una
acción inmediata;

b)      los políticos -con sus promesas- anuncian que las cosas van a
mejorar con sus medidas;

c)      la población -con su inacción- confía a éstos la salvación de su
vida.

La hagiografía de San Isidro
Labrador cuenta que hace nueve siglos, simplemente con sus rezos multiplicó el
trigo, ahuyentó a un lobo, multiplicó la comida que tenía en una olla, hizo
llover en primavera y que los bueyes arasen solos los campos.

Volvamos al
presente. Por lo que dicen los científicos no cabe duda: “Un estudio calcula que el colapso de los ecosistemas se producirá a partir
de 2030 si no se actúa ahora: Es
cierto que la trayectoria que llevamos es terrible: vamos hacia un colapso de
los ecosistemas, a una pérdida de miles de especies.” (Nature 580, 496–501, 2020)

Algún escéptico sin temor a la muerte hay que
va diciendo que es imposible saber con certeza lo que pasará en 2030 o 2040 y
que es mejor decidir al llegar a esas fechas. Pero su arrojo le hace olvidar
que la respuesta ya se conoce, de la misma manera que se sabe que el conductor
de un coche que se dirige acelerando hacia un precipicio, se despeñará incluso
si al llegar al borde se percata y pisa el pedal del freno hasta sacar el pie
por el capó.

Si la fecha está equivocada y es 2050 o 2080,
cincuenta años más tarde, ¿ganamos algo? Es razonable concluir que como
Humanidad nada, puesto que el deterioro y la destrucción seguirán su curso y
dejarán nuevas consecuencias sobre las anteriores, las cuales crecerán
exponencialmente y con ello harán inviable una recuperación ya dudosa.

Una vez sobrepasado 22 meses de la
Pandemia, ya en puertas de terminar 2021, es patente que no se aprecia, ni
mucho menos, que se esté organizando una ‘coalición de los dispuestos’ para
salvar el planeta. La principal estrategia que se emplea contra la COVID-19 es
la vacuna, la cual se esgrime como si fuera una varita mágica.

Según statista, el
11 de marzo de 2021, el porcentaje de vacunados -con grandes discrepancias y donde
se tienen datos- es menor de diez en Alemania, Italia, Francia, Brasil, Rusia,
Argentina, Méjico y Bolivia; menor de 30 en Estados Unidos, Chile, Serbia,
Dinamarca, Turquía y España.

Más grave es aún es la denuncia realizada
por el Director General de
la Organización Mundial de la Salud, que refleja bien el estado de la
‘comunidad internacional’ en tiempos de emergencia planetaria: “El mundo está
al borde de un catastrófico fracaso moral (que) se pagará con vidas en los
países más pobres”

Otra cuestión importante es que la
pandemia ha pasado a ser el árbol que no deja ver el bosque que son las amenazas
para la vida en el planeta; aunque no del planeta, que seguirá girando
alrededor del sol como hasta ahora otros millones de años, aunque más
lentamente con el paso del tiempo. Con otras palabras, ¿cuántas pandemias han
de seguir a ésta antes de que se reconozca que por más vacunas que se fabriquen
en adelante, no van a eliminar las causas que producen las pandemias y el resto
de problemas?

¿Es que no tiene suficientes
problemas la humanidad con los gases de efecto invernadero; la contaminación de
la tierra, el mar y el aire; la desaparición de las fuentes de agua, las
plantas, los animales, los recursos naturales; la malnutrición, la pobreza, la
desigualdad  económica y social; los
desplazamientos forzosos de millones de personas, las interminables violaciones
de los derechos humanos; los bloqueos, acosos y ataques por parte de los países
poderosos a los débiles, el militarismo y las guerras que no cesan, el riesgo
de una guerra nuclear?

En realidad todos los problemas son
diferentes partes que interaccionan entre sí dentro de un todo en evolución
perniciosa: el desorden mundial creado por el ser humano. Éste va en aumento y
es torticeramente expuesto por las élites ante las masas como los desajustes de
la globalización, otro término embellecedor para evitar el denostado de
neoliberalismo y el de imperialismo. Expongamos, pues, la acción alternativa capaz
quizás de revertir el futuro que se anuncia: realizar sin dilación los cambios
necesarios en todas las actividades humanas.

Ecologistas en Acción, confederación
de centenares de grupos ecologistas, se presenta en su página web con estas
palabras: “entiende que los
problemas medioambientales tienen su origen en un modelo de producción y
consumo cada vez más globalizado, del que derivan también otros problemas
sociales, y que hay que transformar si se quiere evitar la crisis ecológica”.

No
tiene dudas sobre lo que nos espera y por qué no hay que esperar a que suceda: “En los próximos años nuestras
sociedades van a tener que hacer frente a cambios para los que no estamos
preparados y que dañarán severamente a muchos millones de personas en todo el
planeta. Deberíamos tener claro que el planeta Tierra y la VIDA que existe en
él, no nos necesitan. Ellos podrán seguir sin nosotros, ya lo han hecho otras
veces. Muchos de los seres que conocemos dejarán de existir, pero serán
sustituidos por otros y lo mismo puede sucedernos a nosotros. La pregunta es:
¿Hacemos algo o esperamos a que nos rescaten?” 
(¿Hacia el colapso
de nuestra civilización?
)

El
profesor Carlos Taibo mantiene que el “crecimiento económico genera agresiones
medioambientales que en muchos casos son, literalmente, irreversibles (y) provoca
el agotamiento de los
recursos
 que no van a estar a
disposición de las generaciones venideras.”

Si rescato aquí esta frase
entre otras muchas aportaciones suyas valiosas, es porque la última línea es
fundamental para los jóvenes. La razón es clara: hay quien gana algo y hay quien pierde todo. Si
no se realiza un cambio decisivo, los responsables seguirán ganando dinero y
los demás perderán sus medios de vida. Si hay algo que reconocer al capitalismo
es su capacidad para reinventarse, aunque sin duda lo hace a costa de todo el
mundo y para acabar muriendo de éxito.

Desde luego que el final de todos los seres
humanos es el mismo, aunque parece que los primeros aprecian más el dinero que
su propia salud, pero en el caso de los jóvenes es un problema ‘de vida o
muerte’. De ninguna manera es lo mismo morir tras haber consumido la mayor
parte de una vida elegida con algún grado de libertad -a costa de las futuras
generaciones- que perder la vida sin haber tenido alguna oportunidad de elegir y
pagando la mayor parte de la factura.

Taibo también se refiere a esta diferencia en una
entrevista de 2013, en la que el entrevistador le pone delante una disyuntiva
para jóvenes: “Hay un joven de 25 años que ha asumido (lo) que usted
plantea. Ante esto, se le ocurren dos actitudes: la de asumir el decrecimiento
y tratar de vivir la vida de modo más respetuoso con el medio ambiente, dando
importancia a las relaciones humanas… O (…) trata de acumular todo el dinero y
bienes posibles para que cuando esto se hunda, el agua no te pille.”

“Es una ilusión óptica la de
que parte de la población se puede salvar o si llega a existir, esta parte
sería muy pequeña y las posibilidades de este joven de sumarse a ella son muy
pequeñas salvo que tenga un ascendiente social privilegiado. A ver… Es una
reflexión futurista, pero hay quien intuye que si llegamos al momento del
colapso, una ciudad como esta (Madrid) quedará configurada por una masa de
población inerte en situación dramática y determinados islotes de prosperidad
que seguirán recibiendo energía, protegidos militar y policialmente.”

Conclusión:

Las aportaciones de la ciencia sobre
el estado de salud del planeta son un aviso diáfano que aumenta sin cesar desde
hace cincuenta años. Es del todo absurdo discutir sobre la fecha exacta. Mejor
dicho, es una maniobra de distracción criminal, contraria a los derechos
humanos del noventa y nueve por ciento de la humanidad y una condena a muerte
más o menos lenta de millones de seres humanos y de muchas otras formas de
vida.

Igualmente lo es discutir sobre
medidas que sean paliativas, como la vacuna actualmente o desde hace unos años
sobre medidas ‘verdes’ que son un parche incapaz de alterar el curso del
desastre. Así como Gandhi afirmó que “no hay caminos para la paz, la paz es el
camino”, se puede decir hoy que no hay caminos para la vida, la vida es el
camino. Todo lo que no sea acabar con el expolio del planeta, es contrario a la
vida en ésta.

Propuestas

La primera propuesta para todos, especialmente
para profesores, educadores y padres, es tener siempre en mente el asunto y
educar constantemente a estudiantes, jóvenes e hijos, en centros de enseñanza
formal, en todos los espacios educativos y de ocio para jóvenes y en casa.

La segunda es establecer lazos con
personas afines y mejor si es en asociaciones y organizaciones, que felizmente
crezcan hasta dar paso a una masa crítica muy concienciada, para que influya y
presione a la clase política con el fin de que el Parlamento, la Unión Europea
y la ONU detengan el deterioro medioambiental.

A la vista de la historia, en
particular la sucesión de conflictos bélicos, la continua explotación del
hombre por el hombre y del planeta hasta provocar el estado actual de
postración y de anomia de la Humanidad, probablemente esas dos propuestas no
sean suficientes para detener el desastre.

La tercera, por tanto, no será una
propuesta, sino un sálvese quien pueda que vendrá impuesto por la realidad.

Referencias:

Sánchez pedirá una última prórroga
para volver a la normalidad en España
:

Es una noticia de la
Agencia EFE, empresa
informativa multimedia con una red de periodistas mundial – www.agenciaefe.es/

Más información
sobre la ONU en castellano: www.un.org/es/about-us/frequently-asked-questions

Informe del IPBES sobre Biodiversidad
y Pandemias
:

Información sobre
IPBES en su página web: https://www.ipbes.net/about

Un estudio: El que
da a conocer el diario El País: https://elpais.com/ciencia/2020-04-08/un-estudio-calcula-que-el-colapso-de-los-ecosistemas-se-producira-a-partir-de-2030-si-no-se-actua.html

Nature Es una revista internacional semanal que publica la
mejor investigación revisada por pares en todos los campos de la ciencia y la
tecnología: https://www.nature.com/nature/about

statista: Es un proveedor
líder de datos de mercado e información sobre los consumidores: https://es.statista.com/acercadenosotros/

Director General: Noticia
publicada por euronews: https://es.euronews.com/about

¿Hacia el colapso
de nuestra civilización?
:
Nota publicada porhttps://www.ecologistasenaccion.org/154348/hacia-el-colapso-de-nuestra-civilizacion/

Carlos Taibo: Nota publicada por Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Taibo

Más información sobre este autor: https://www.carlostaibo.com/