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Miguel Silva

14 junio, 2021

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                                                                   En la puerta del horno…

Felipe Morales León

Hace poco se conocieron los resultados de la segunda vuelta de la
elección de gobernadores y gobernadoras regionales en 13 de las 16
regiones de nuestro país. Sin duda, el resultado más significativo es la
derrota de la candidata Karina Oliva, del Partido Comunes, apoyada por
el frente amplio, el Partido Comunista y otras fuerzas de izquierda a
manos de Claudio Orrego, candidato de una fracción de los partidos del
orden y a último minuto de Chile Vamos, lo que le permitió -dado el alto
porcentaje de votación de las comunas del rechazo- salir electo como
próxima autoridad regional.

Paralelamente, la Lista del Pueblo realizó su congreso para definir
aspectos claves, como: estructura orgánica, alianzas, temas electorales y
su política hacia la constituyente a través de la Asamblea del Pueblo.
En dicho encuentro participaron ex candidatos, constituyentes y miembros
de la vocería y el ejecutivo de dicha fuerza.

Los resultados de este Congreso se sintetizan en 6 puntos (exigir la
libertad de las y los presos políticos, juicio y castigo a los culpables
de la represión, mantener la independencia de los partidos del régimen,
participación activa en los próximos eventos electorales, el absoluto
respaldo a las y los constituyentes electos y el levantamiento de la
Asamblea del Pueblo como espacio de articulación con el movimiento
popular). Este evento es de vital importancia ya que manifiesta un paso
adelante para esta fuerza constituida al calor de las luchas post 18 de
octubre y que se cristalizó en las recientes elecciones.

Por otra parte, a comienzos de la semana pasada y mediante una
conferencia de prensa telemática, se dio a conocer a nivel país la
autodenominada “VOCERÍA DE LOS PUEBLOS”, espacio que articula a 34
convencionales constituyentes provenientes de la Lista del Pueblo, de
escaños reservados de pueblos indígenas, de las listas de movimientos
sociales e independientes y de Apruebo Dignidad.

Dicha vocería -paso tremendamente importante- logró irrumpir en el
debate político nacional, proponiendo una articulación plurinacional en
base a 6 puntos iniciales, y sosteniendo la necesidad de desconocer y
superar el pacto por la paz firmado el 15 de noviembre de 2019.

Mencionamos estos tres hechos políticos porque, sin duda, son parte
de los síntomas del periodo político que estamos enfrentando. Afirmamos
que la apertura de este periodo, que data de octubre de 2019, tiene como
elementos centrales el rompimiento del consenso de la transición
pactada, el paso de una crisis de legitimidad (iniciada en 2011) a una
crisis de gobernabilidad, el desarrollo de la rebelión popular como
proceso concreto y el posicionamiento de nuevos actores del campo
popular a nivel nacional.

Los resultados de las elecciones del 15 y 16 de mayo cambiaron el
marco político, provocando el reacomodo de los bloques dominantes y la
emergencia pública y masiva de proyectos de izquierda no tradicional
(reformista y revolucionaria) que logran tener proyección nacional.

No es menor destacar que, frente a este nuevo escenario, la reacción
que tuvo un importante sector del partido del orden frente la
declaración de la Vocería de los Pueblos, principalmente la firma de la
carta por parte de 91 miembros de la otrora concertación y afines, fue
un alineamiento claro hacia su nicho con sectores de la derecha y del
conservadurismo concertacionista. Ellos terminan   convocando a “levantar la voz en defensa de los acuerdos democráticos recientemente establecidos», planteando que «Las
normas base sobre las que se determinó iniciar un proceso constituyente
en Chile fueron establecidas en el Acuerdo por la Paz y la Nueva
Constitución del 15 de noviembre de 2019, suscrito por la mayoría de las
fuerzas políticas representativas del pueblo que mediante libre
sufragio las había elegido»
 y terminan afirmando  que «Una
parte minoritaria de los 155 constituyentes elegidos democráticamente,
supuestamente investidos por algún otro tipo de soberanía popular, se
pronuncia por el desconocimiento de las reglas convencionales acordadas y
ratificadas por la más alta mayoría habida en democracia. Es un gesto
que arriesga entrabar la puesta en marcha de la convención, socavando
las bases y normas con las que fue convocada».[1]

Lo anterior se suma a una orquestada campaña de
desprestigio y hostigamiento hacia miembros de la Lista del Pueblo, en
especial a María Rivera y otros por sus intervenciones a favor de la
libertad de presos y presas de la rebelión.

El proceso de cambios está en marcha.

De los tres hechos anteriores podemos analizar que uno de los
aspectos centrales que aborda el documento de la VOCERÍA DE LOS PUEBLOS
es el reconocimiento del proceso constituyente con características
originarias, basado en el principio de SOBERANÍA: El poder
constituyente originario es un poder plenamente autónomo que se
establece para reordenar el cuerpo político de una sociedad, teniendo
como límites el respeto de los derechos fundamentales. En consecuencia,
el proceso abierto por los pueblos no puede ser limitado a la redacción
de una nueva constitución bajo reglas inamovibles, sino que debe ser 
expresivo de la voluntad popular, reafirmando su carácter constituyente
sostenido en la amplia deliberación popular y la movilización social
dentro y fuera de la convención. En esta misma línea, rechazamos la suma
urgencia puesta sobre el TPP-11 y toda medida tendiente a intentar
limitar de antemano la posibilidad de ejercicio del poder constituyente
de este proceso.[2]

Creo que en este punto radica la profundidad de los planteamientos de
este sector, por cuanto aborda una idea global, de poder discutirlo
TODO y por otra parte define el rol que jugará el movimiento de masas en
el actual periodo. En ese debate, en función de los reales alcances de 
la constituyente del 15 de noviembre será uno de los centrales, las
fuerzas del orden intentarán por todos los medios sostener un proceso
inocuo y dentro los márgenes de la legalidad burguesa.

En línea con lo anterior, la Lista del Pueblo formaliza su llamado a
la creación de una ASAMBLEA DEL PUEBLO, el cual pretende dar una
organicidad de carácter nacional a su fuerza política electoral y social
acumulada a partir de las elecciones de mayo hasta el momento. Para
adscribir a esa línea se necesita estar de acuerdo con la declaración de
principios de la lista y querer integrar un área de trabajo[3].

El lineamiento sostenido por este sector está sustentado en la idea
de democracia directa radical, el alejamiento de los partidos
tradicionales y -por ahora- el camino propio. Sin duda el prestigio y la
combatividad de algunos sectores de la Lista del Pueblo ha permitido
que sus postulados sean recogidos por varios espacios donde hoy se
organiza el pueblo  (asambleas, cabildos, colectivos, etc.) y que
durante estas últimas semanas han estado sosteniendo encuentros entre
constituyentes y asambleas territoriales de los distritos en los cuales
fueron electos.

Este proceso es sumamente positivo por cuanto avanza en la línea de
poder establecer acuerdos vinculantes entre los organismos de base y las
y los representantes a la convención y dotar de fuerza territorial al
proceso de discusión nacional.

Lo anterior no ha estado exento de contradicciones, por cuanto, en
muchas asambleas y organizaciones territoriales  existe la desconfianza
hacia procesos de articulación mayores o al rol que estas nuevas
orgánicas puedan tomar en el corto plazo. Pero esto último no impide que
la idea de la Asamblea del Pueblo o el respaldo a la Vocería de los
Pueblos siga su creciendo a varios sectores sociales.

La disputa está abierta y es ahora

En el actual periodo, los partidos que
representan los intereses de la burguesía pujaran (como ayer votando por
Orrego) por todos los medios y formas para mantener el estado actual de
las cosas, con algún u otro maquillaje. Los sectores que estarán en
pugna en las próximas semanas son, por un lado, los sectores de
oposición firmantes del acuerdo de paz que intentarán mantener el
proceso constituyente con una idea  de cambios, pero todo dentro de los
márgenes de la legalidad impuesta. Por otra parte están la fuerza
popular representada en cientos de asambleas, cabildos y organizaciones
de base, más un importante sector de convencionales agrupados en la
Vocería y Lista del Pueblo.

El inicio formal de la constituyente pone como desafío inmediato,
lograr articular de la forma más amplia el concepto y práctica de la
Asamblea del Pueblo a escala nacional, que logre sintetizar las
experiencias antes descritas y abordar al máximo de puntos en común
entre todas las fuerzas presentes. Estas asambleas deben ser el soberano
sobre el cual se construya el proceso de deliberación y acción popular
en el actual escenario, preparando no solo los debates constituyentes,
sino aprovechando dichas instancias para organizarse y articularse a
nivel territorial, comunal y nacional, como un ente vivo y en lucha
constante.

Si el proceso político de polarización sigue el actual camino, las
asambleas y espacios territoriales que se junten para esta tarea deberán
hacer esfuerzos gigantes por mantener y promover la UNIDAD DEL PUEBLO y
por lo mismo deben exigir a las fuerzas presentes en la Convención
Constitucional credenciales de UNIDAD para enfrentar al enemigo.

Por lo pronto, la Lista del Pueblo y la Vocería deberían avanzar
rápidamente en poder sintetizar una sola línea de acción común y lograr
convencer a otros y otras constituyentes a sumarse a este proceso bajo
los 6 puntos expuesto y otros que se puedan ir acordando.

Un objetivo estratégico a abordar podría ser cómo, de forma concreta,
se puede superar la actual convención constituyente, para convertirse
en una asamblea constituyente originaria, con amplia participación del
pueblo y que sea soberano y vinculante en sus decisiones.

Las experiencias recientes de nuestro pueblo así lo dicen… el
aprendizaje dado por las luchas socio ambientales, territoriales,
sindicales y estudiantiles, sintetizadas en procesos asamblearios como
Freirina, Aysén, Chiloé, Punta Arenas, etc. La lucha directa y la
autodefensa como forma de acción frente al abuso patronal y las
distintas iniciativas de articulación nacional intentadas por años, son
base para abordar el actual proceso constituyente. Tal como está, no
tiene viabilidad histórica, y la posibilidad de desbordar y superarlo
corre por las fuerzas populares, las cuales más que entrar en la
discusión de sumarse o restarse, debemos discutir cuál va a ser nuestra
política y donde  y como la iremos a pelear.

Por lo pronto, el inicio formal de la convención se puede presentar
como un escenario para mostrar la fuerza que se está articulando, para
seguir golpeando a la derecha y a los sectores que quieren hacer de este
proceso un caudal de agua para sus molinos.

Felipe Morales León, dirigente estudiantil Mochilazo 2001; Coordinador Cordón de unidad sindical y social Nunca Más Solos 2010; Vocero Metropolitano y parte del equipo nacional Todos Somos Asambleas 2013-2014; Vocero Zonal Norte Coordinadora No + AFP 2016; ex militante y vocero de la organización Trabajadores y Trabajadoras al Poder.

[1] https://www.elmostrador.cl/dia/2021/06/11/personeros-de-la-centroizquierda-rechazan-declaraciones-de-la-voceria-de-los-pueblos-las-normas-base-de-la-convencion-constitucional-fueron-establecidas-en-el-acuerdo-del-15-n/

[2] https://www.convergenciamedios.cl/2021/06/voceria-de-los-pueblos-de-la-revuelta-popular-a-la-constituyente/

[3] https://www.lalistadelpueblo.cl/formulario-de-asociacion/

Fuente: https://www.revistadefrente.cl/en-la-puerta-del-horno-por-felipe-morales-leon/