Según
el grupo de investigación independiente Data for Myanmar y
desde el golpe militar que derrocó al gobierno democráticamente
electo, los soldados de la junta birmana y de milicias afines han
quemado 55.484 viviendas en todo el territorio nacional.
Un
informe publicado el 10 de febrero muestra que la región de Sagaing
es la más afectada, con 43.292 casas destruidas por el fuego entre
el 1 de febrero de 2021 y el 31 de enero de este año.
Una
residente de Sagaing, cuya casa en la aldea de Sar Htone, en el
municipio de Salingyi, fue incendiada el mes pasado, explicó a RFA
que ahora vivía en una choza hecha con planchas de zinc rescatadas
de las cenizas.
«Estoy
en apuros. Ni siquiera tengo qué comer», comentó la residente,
que no quiso ser nombrada por razones de seguridad.
«Algunas
personas viven en tiendas de campaña. Otras no han podido
construirlas. Somos siete miembros en la familia, incluidos dos
menores, así que hicimos un techo con una manta de franela, y los
trozos quemados de zinc de los tejados nos sirvieron de paredes.
Ahora todos nos enfrentamos a grandes penurias».
Habitantes
del lugar dijeron que 128 viviendas en Sar Htone fueron destruidas
por los soldados en enero, dejando en pie sólo unas 80 casas de la
aldea.
Un
habitante de Kyun Taing, en el municipio de Pauk, aldea que quedó
completamente destruida, declaró a RFA que no podía regresar.
«Vivo
en el bosque. Construí una tienda e impermeabilicé el tejado.
Tenemos que vivir así», dijo el residente de Magway, que
tampoco quiso dar su nombre.
«Ahora
vivimos cerca de la frontera [estatal] Chin, cerca de las colinas
Chin y de Pon Taung y Pon Nya, donde el clima sigue siendo frío.
Hace frío por la noche, pero sigue el calor durante el día».
Informó
que las provisiones locales de arroz, aceite de cocina y sal habían
sido quemadas por las tropas, que destruyeron las 210 casas de Kyun
Taing el 30 de enero.
El
lunes se hicieron llamamientos a los portavoces de la junta militar
en las regiones de Sagaing y de Magway pero no se obtuvo respuesta.
Crímenes
contra la humanidad
Kyaw
Win, director ejecutivo de la Red de Derechos Humanos de Birmania,
con sede en Londres, calificó las acciones de la junta birmana como
crímenes contra la humanidad.
«Quemar
aldeas, detener y matar a personas ya no son crímenes de guerra. Los
crímenes de guerra son crímenes cometidos contra el enemigo
mientras se lucha en la batalla», afirmó.
Lejos
de dominar a la población y poner fin a la lucha por la democracia,
la junta no ha logrado hacerse con el control de muchos municipios de
Myanmar, lo que la ha obligado a prorrogar seis meses más el estado
de excepción.
La
junta también ha declarado la ley marcial en 37 municipios de las
cuatro regiones de Sagaing, Magway, Bago, Tanintharyi y de los
estados Mon, Kayin, Kayah y Chin, pero no ha logrado arrebatar el
control de muchos de ellos a las milicias prodemocráticas locales y
a las Fuerzas Populares de Defensa locales del depuesto Gobierno de
Unidad Nacional.
Desde
el golpe de estado y hasta el 14 de diciembre de 2022, según cifras
del Instituto de Estrategia y Políticas, alrededor de 2 millones de
personas se han quedado sin hogar a causa de los combates y los
incendios.
El
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para las Personas Refugiadas
sitúa la cifra de personas desplazadas internas en 1,3 millones, con
otras 51.000 personas refugiadas en países vecinos, según datos
publicados el 7 de febrero.
Fuente original en inglés: https://www.rfa.org/english/news/myanmar/myanmar-arson-02132023050346.html