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Por otro lado, China dispone del poder económico y la tecnología para acaparar de otros lugares las materias primas de las que no dispone en su territorio y que son esenciales para, por ejemplo, las baterías de los vehículos eléctricos. Es el caso del litio, que consigue en Australia y Latinoamérica, y del cobalto, un escaso mineral en el que me centraré y cuyos mayores yacimientos se encuentran en la República Democrática del Congo (RDC).

En el informe “El precio de las renovables en la RDC. Un nuevo expolio que se repite” de
la revista Soberanía Alimentaria y la organización africana Afrewatch, se
explica muy bien qué representa para el territorio y la población congolesa
atesorar tanta riqueza, en concreto, el 60% de las reservas mundiales de
cobalto, el 10% del cobre y el 80% del coltán, (y parece que también es rico en
litio y uranio).

Tras los monstruosos
atropellos del rey de Bélgica, seguido después por Europa y Estados Unidos y
sus corporaciones, ahora es China quien coge el relevo

Abundancia y riqueza que se convierte en una maldición
bien conocida en la historia. Tras los monstruosos atropellos del rey de
Bélgica, seguido después por Europa y Estados Unidos y sus corporaciones, ahora
es China quien coge el relevo de una renovada colonización que repite -con sus
prácticas mineras, con la connivencia de los gobiernos locales y con el incumplimiento
de las normativas -la expulsión de comunidades campesinas, la apropiación de
tierras, la contaminación de agua y suelo, los problemas de salud, la
precariedad laboral o las amenazas a las y los defensores de los derechos
humanos. 

El conflicto bélico que desde el año 1998 se ha
cobrado en el este del país más de 3 millones de víctimas, millones de personas
desplazadas y centenares de miles de mujeres violadas, con esta “maldición de
la abundancia” no parece remitir.

Pero, recordemos, los minerales usados para las
energías renovables o los «coches renovables», no son renovables ni infinitos y
en algún momento se alcanzará su pico de extracción, un punto a partir del cual
las reservas no podrán soportar la demanda. 

En el caso del cobalto este pico se sitúa en el
cercano 2042, según cifra Alicia Valero, profesora de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Zaragoza
en su libro Thanatia
. Los límites minerales del planeta. ¿Habrá
reportado algún verdadero beneficio para la población del Congo de aquí a
entonces? ¿Podrán sus habitantes seguir viviendo de la tierra? ¿Cuánta
contaminación será ya irreversible?

Si nuestra sociedad occidental no supo ni quiso
renunciar a los móviles o los diamantes manchados de sangre, ¿cómo vamos a
poner peros a una tecnología que se nos presenta como solución a la crisis
climática? Aunque la ecuación no se resuelve -estos materiales necesarios para
la transición energética, además de finitos, requieren ser extraídos con
combustibles fósiles– ahora, esta “colonización renovable” se considera
absolutamente justificada. Por eso, a estos territorios se las llama, sin
ningún pudor, “zonas de sacrificio”.

Gustavo Duch. Coordinador de la revista Soberanía Alimentaria y profesor asociado UAB